Renée Zellweger, Colin Firth y Patrick Dempsey presentan la tercera parte de la saga
Pasados los 40, Bridget Jones ya no usa braga faja y se ha convertido en una SILF, el equivalente en soltera y sin hijos del tan popular acrónimo MILF. Es significativo también que, desde que rompiera su relación con Mark Darcy (Colin Firth), dejó de buscar al príncipe azul y cualquier expectativa romántica. Quizás la prueba definitiva de que la célebre soltera no es la misma que el público conoció en las dos primeras películas se manifiesta nada más empezar Bridget Jones’s Baby, la tercera película sobre sus andanzas: suena en la radio All By Myself, y Bridget cambia de emisora. Que no cunda el pánico entre los seguidores del entrañable personaje creado por la escritora Helen Fielding y asociado irremediablemente con la actriz que le da vida en el cine desde hace 15 años, Renée Zellweger. Bridget sigue siendo tan auténtica (y tan patosa) como siempre, y así lo ha defendido la actriz en la presentación de la comedia en Madrid, que se estrena en todo el mundo el 16 de septiembre, incluido España. «Ha cambiado, sí. Es más madura y tiene más experiencia vital. Pero su inseguridad no ha desaparecido y jamás lo hará. Los complejos nunca te dejan, y eso es lo que me gusta de este capítulo de la vida de Bridget».
La película arranca una década después del final de Sobreviviré (2004), la segunda parte de la trilogía dirigida por Sharon Maguire. Jones vuelve a estar soltera, aunque a sus 43 años ha ganado confianza en sí misma y se ha desarrollado profesionalmente. Aparentemente lo tiene todo bajo control. Solo en apariencia, pues no sería ella si no se metiera en algún lío de envergadura de vez en cuando. Y el caos retorna a su vida cuando conoce al adorable, divertido y apuesto Jack Qwant (Patrick Dempsey) con el que mantiene un affaire de fin de semana. Solo días después se rinde de nuevo a los encantos de su ex. Unos preservativos prehistóricos harán el resto: Bridget se queda embarazada sin saber quién es el padre.
Fuente: El País