23 de marzo de 2021

La guerrilla del ELN y su silenciosa expansión en Ecuador

La temida narcoguerrilla colombiana opera en poblados fronterizos de las provincias de Carchi y Esmeraldas, entre campesinos y afroecuatorianos, impartiendo adoctrinamiento ideológico-político a niños y adolescentes. El año 2016 marcó un hito para la guerrilla colombiana Ejército de Liberación Nacional (ELN), que ahora es la principal amenaza para la seguridad nacional en Colombia y que proyecta su sombra también en Ecuador y Venezuela. Aprovechando la desmovilización de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el ELN ganó espacios, apalancada por los ingresos del narcotráfico, la minería ilegal, los secuestros y las extorsiones. Arauz tropieza dos veces; Lasso se lleva el debate Otro de sus puntales son las alianzas políticas tejidas en varios países, incluidos Ecuador y Venezuela, en medio de los intentos fallidos por llegar a un acuerdo de paz con el gobierno colombiano. Hasta su desmovilización, las FARC tenían presencia en 242 municipios, de los 1.122 que tiene Colombia, o cerca del 22% del territorio del vecino país. Durante los últimos cuatro años, el ELN tomó control de buena parte de esas zonas o entró en disputa armada con disidentes de las FARC y con otras bandas criminales, como el Clan del Golfo y los Urabeños. La disputa se da donde existen plantaciones de hoja de coca, en las fronteras con Venezuela y Ecuador, según coinciden agentes antinarcóticos, informes oficiales y expertos consultados por PRIMICIAS.

El fortalecimiento del ELN, que nació en los 60 con una ideología marxista-leninista, ocurre en medio de intentos fallidos, en los últimos dos años, por reanudar las negociaciones de paz con el gobierno de Iván Duque. Una delegación de representantes de esa organización armada, encabezada por Israel Ramírez, conocido como ‘Pablo Beltrán’, permanece hoy en La Habana, a donde llegó en 2018 tras la suspensión de los diálogos que tenían sede en Ecuador. En entrevista con PRIMICIAS, desde La Habana, Beltrán reconoce que el ELN fondea sus actividades con recursos del narcotráfico. Admite que esa guerrilla cobra un impuesto a los intermediarios que compran pasta base de cocaína en las plantaciones en Colombia. “Los intermediarios entran a las plantaciones, donde tiene control territorial el ELN, para comprar la base porque en esos lugares no hay tecnología para procesar la pasta y transformarla en clorhidrato de cocaína”, agrega Beltrán. “A ellos les cobramos un impuesto. Nosotros no participamos en otras etapas del procesamiento de la coca, en los laboratorios ni en las grandes cadenas de exportación, que controlan los carteles mexicanos”, añade. La mayoría de estos negociadores, según reportes antidrogas, trabaja para los carteles Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, que han monopolizado la venta de cocaína en varios continentes. Israel Ramírez, conocido como ‘Pablo Beltrán, es el jefe político del ELN. Vive en Cuba, tiene orden de prisión en Colombia y difusión roja de Interpol. Cortesía. Beltrán dice que “el 80% de la cocaína que produce Colombia y llega a Estados Unidos sale por el Pacífico, incluido el mar de Ecuador, que ha sido colonizado por los carteles mexicanos”. El mar de Ecuador ha sido colonizado por los carteles mexicanos. Pablo Beltrán. Este hombre de 66 años de edad, es el jefe político y negociador del ELN, hoy la narcoguerrilla más grande de Colombia y la más vieja de Sudamérica. Tiene orden de prisión y difusión roja de la Interpol y es requerido en extradición por Colombia. En enero pasado, la justicia colombiana sentenció a 32 años de cárcel a Beltrán y a tres integrantes más del Comando Central del ELN por el secuestro y asesinato de dos investigadores de la Policía, en 1998. El atentado terrorista Los diálogos con el ELN fueron sepultados por el gobierno colombiano luego de un atentado con un coche-bomba contra una escuela de Policía en Bogotá, en enero de 2019. El ataque dejó 22 muertos, incluida la cadete ecuatoriana Erika Chicó, y más de 50 heridos, entre ellos la ecuatoriana Carolina Sarango. John Marulanda, experto colombiano en seguridad y defensa, asegura a PRIMICIAS que el ELN ya es “otro cartel del narcotráfico“. Su presencia y la disputa de territorios en los departamentos del Cauca y Chocó con otras “organizaciones criminales como las FARC, el Golfo, lo muestran como un cartel con fuertes contactos con Sinaloa. Sus miembros están presentes en toda la cadena de siembra, cosecha, producción, embalaje y transporte de cocaína”, agrega Marulanda. La cadete ecuatoriana Erika Chicó fue una de las 22 personas fallecidas en el atentado terrorista del ELN con un coche bomba en la Escuela de Policía, en Bogotá, en enero de 2019. Archivo En los últimos cuatro años el ELN llegó a tener 4.000 combatientes armados y cientos de milicianos, según estimaciones oficiales. Marulanda cree que hoy no pasan de 2.500 integrantes armados. Beltrán, sin embargo, dice que son una organización pequeña, modesta, “porque nos hemos negado a participar de los grandes recursos que provee el narcotráfico, si no otro sería nuestro crecimiento”. La expansión del ELN Pero lo cierto es que el ELN está en un proceso de franca expansión, más allá de las fronteras colombianas. En Ecuador, las autoridades mapean sus actividades desde hace dos décadas. Opera en poblados fronterizos de las provincias de Carchi y Esmeraldas, entre campesinos y afroecuatorianos, impartiendo adoctrinamiento ideológico-político de niños y adolescentes. Su brazo violento también se hace sentir. Hacendados y comerciantes fueron secuestrados y liberados tras el pago de rescates. Incluso en los últimos años, los miembros de esa organización criminal incursionaron en actividades de minería ilegal para la extracción de oro, en Carchi e Imbabura. El ‘Colectivo Insurgente’ Como parte de su estrategia internacional, el ELN hilvanó relaciones políticas, tanto en Ecuador como en Venezuela, y otros países, dice el mayor (r) de la Policía, Manuel Silva, especializado en inteligencia antidrogas y terrorismo: “Sus acciones están enmarcadas a la formación de las denominadas guardias indígenas, a las cuales han llegado con capacitación y asesoramiento, a través de ONG internacionales, que tienen una agenda antiextractivista”, explica. Marulanda coincide con la teoría de la proyección regional del ELN. “En Ecuador, el ELN ha estado muy vinculado, además del narcotráfico, con la minería ilegal. Informes de inteligencia hablan de la creación del grupo ‘Colectivo Insurgente’ que operaría bajo la dirección del ELN en Sucumbíos, Carchi y Esmeraldas”, explica Marulanda. Las capacidades de crear y mantener células urbanas, según Marulanda, también es una eventualidad que se está estudiando, a la luz de nuevos disturbios urbanos como los sufridos a finales del 2019 en Quito. Fuentes policiales de Ecuador confirmaron que representantes del ELN tuvieron contactos de vieja data con dirigentes de grupos de izquierda radical y de células extremistas en el sector indígena, identificados con los movimientos Guevarista y Tupac Amaru y otras organizaciones políticas. “Hay evidencias de que delegados del ELN adoctrinaron en pequeñas comunidades alejadas en la Sierra Centro”, resalta un oficial, quien detalló que la última etapa de “capacitación” arrancó el 20 de octubre de 2020, con una participación promedio de 60 personas. En el En 2005, dirigentes del ELN fueron captados en un video realizando una misa revolucionaria de adoctrinamiento a niños y adolescentes, en un poblado de Carchi Archivo Los agentes también investigan los posibles nexos de esas actividades con lo ocurrido en el paro de octubre de 2019, cuando se evidenció la participación de grupos violentos, especializados en tácticas de guerrilla urbana, usualmente aplicadas por el ELN en Colombia. Comuneros del Sur Informes de la Policía y Fuerzas Armadas coinciden en que la presencia del ELN es sistemática en el país a través del ‘Frente Comuneros del Sur’, que opera en la frontera de Esmeraldas y Carchi, especialmente en Chical y Tufiño, con negocios de narcotráfico, minería ilegal y cobro de ‘vacunas’. Los departamentos colombianos del Putumayo y Nariño son priorizados para la articulación del ELN en la frontera con Ecuador, donde compran propiedades para albergar milicias. El Frente de Guerra Sur Oriental opera en Esmeraldas. Carchi y Esmeraldas son usadas como sitio de descanso y de refugio. También como corredores para el abastecimiento de armas, municiones, explosivos, pertrechos militares, combustibles, medicinas y víveres. Los Comuneros tienen el control del cultivo, la producción, el procesamiento y la venta de cocaína. Cuatro integrantes del ELN lideran acciones en distintos sectores de Carchi, según informes de Inteligencia. Son parte del Frente Comuneros del Sur.  También hay registros de reclutamiento forzado de ecuatorianos jóvenes, entre de 17 y 20 años, que son enviados a centros de adiestramiento en Colombia. La expansión en Venezuela Otro de los puntales que explica el crecimiento del ELN es el apoyo del gobierno venezolano. Desde hace más de una década integrantes del ELN y algunas de sus cabezas tomaron control de zonas fronterizas de Venezuela. El ELN, según informes de varias ONG, opera en 12 estados de Venezuela: Táchira, Zulia, Apure, Trujillo, Anzoátegui, Lara, Falcón, Amazonas, Barinas, Portuguesa, Guárico y Bolívar. Allí se dedica al contrabando de ganado y gasolina, al cobro de extorsiones, la distribución de comida, controla emisoras de radio, recluta a menores de edad, ataca a funcionarios de cuerpos de seguridad, se dedica al narcotráfico y a la minería ilegal. Los habitantes de Apure se cuentan entre los más afectados por las acciones delictivas del ELN. Juan Francisco García, coordinador de la Fundaredes-Apure, confirmó a PRIMICIAS que integrantes del ELN han tenido presencia por años en ese estado, dedicándose al narcotráfico, al secuestro y la extorsión, fomentando además la operación de bandas criminales hacia el centro del país, la capital y el resto de ciudades satélites. “Hoy es innegable la presencia de estos grupos con el aval del propio Estado venezolano”. Juan Francisco García Antes de Hugo Chávez, estos grupos habían penetrado en los organismos de seguridad y de las Fuerzas Armadas, indica García. “Sin embargo, el grado de influencia aumentó exponencialmente, degradando las instituciones para facilitar actividades criminales como el narcotráfico. Las denuncias involucran a sectores militares de la Guardia Nacional, también del Ejército, y del resto de los organismos de seguridad, además de políticos afectos al régimen de Nicolás Maduro“. Venezuela es un refugio de repliegue estratégico para el ELN. “Lo que podemos constatar en nuestro caso es el nivel de incidencia que están teniendo cada día con mayor profundidad en nuestro territorio, con la proliferación de actividades como el narcotráfico, el tráfico de oro, y otros minerales y el fomento de la criminalidad y de las bandas armadas”, agrega García. Dueños de fincas y unidades productivas denuncian la presencia de integrantes del ELN y otros grupos criminales, el amedrentamiento a sus trabajadores. Al mismo tiempo, estos grupos financian buena parte de las actividades agrícolas y ganaderas. Es un mecanismo de lavado de activos. Conspiraciones en Ecuador En abril de 2018, el presidente Lenin Moreno decidió terminar los diálogos de paz que se llevaban a cabo en Ecuador. Las conversaciones empezaron extraoficialmente desde 2014, pero arrancaron dos años después. Durante los diálogos, la delegación del ELN estuvo presidida por Pablo Beltrán, quien llegó a finales de 2016 a Quito. En representación del gobierno colombiano participó Juan Camilo Restrepo. Al frente de la coordinación estuvo Juan Meriguet Martínez, entonces alto funcionario de la Cancillería y cercano al excanciller Ricardo Patiño. En febrero de 2017, el gobierno de Rafael Correa inició oficialmente las mesas de diálogos de paz en Ecuador. El entonces canciller Guillaume Long presidió ceremonias oficiales junto a Pablo Beltrán, del ELN, y Juan Camilo Restrepo del gobierno colombiano. Archivo Las mesas se reunieron en la hacienda Cashapamba, en las afueras de Quito, a partir del 7 de febrero de 2017. Según Beltrán, uno de los logros de los diálogos fue el acuerdo del cese al fuego. “En Ecuador logramos el cese al fuego bilateral, por más de 100 días, como saludo a la visita del Papa Francisco a Colombia, a inicios de septiembre de 2017″, dice. En los encuentros, los dirigentes dialogaron con autoridades, académicos, representantes de grupos sociales, gremiales, indígenas, afroecuatorianos, delegados de movimientos internacionales de extrema izquierda y ONGs. Qué quiere el ELN Unidades de Inteligencia de la Policía y de la UGSI monitorearon los encuentros de los representantes del ELN, hasta su salida en abril del 2018. PRIMICIAS accedió a la bitácora de registros de todas las citas. Una de las decenas de reuniones reportadas ocurrió el 8 de abril del 2017. Se realizó en Quito, entre Beltrán y el comandante del Frente Comuneros del Sur, alias Antonio, con el objetivo de plantear estrategias de fortalecimiento en la frontera, según el informe. Cinco días después, Beltrán se volvió a reunir en Ibarra con ‘Antonio’. El 22 de abril, a las 08:30, en una hostería de Cotacachi, los delegados Carlos Reyes y Silvana Guerrero se reunieron ocho horas con seis colombianos, integrantes del ELN, que llegaron desde Sucumbíos. Con base en esa información y por escuchas telefónicas, agentes de la Policía establecieron que mientras los delegados del ELN estuvieron en Ecuador aprovecharon para apuntalar su red de apoyos y operaciones armadas ilegales en la frontera ecuatoriana. Beltrán descarta que hayan existido acciones al margen de la ley. “Nuestra presencia en Ecuador contó con mucha hospitalidad y cordialidad, pero también con seguridad. Todos los sitios donde estuvimos para el funcionamiento de las mesas y los lugares de vivienda, tuvieron una seguridad intensa de la fuerza pública, de inteligencia militar y policial. Siempre estuvimos acompañados por miembros de seguridad estatales”, alega. El mayor (r) Silva estima que durante los diálogos el ELN puso en marcha un plan B para conseguir apoyos políticos, académicos y económicos, que le permitieran sobrevivir hasta reiniciar los diálogos de paz, con el apoyo de Cuba y de Venezuela. “Dirigentes de las FARC y del ELN son protegidos por los gobiernos de esos países para lograr ser incluidos en los diálogos de paz que en el futuro podrían plantearse, especialmente si Ecuador y otros países de la región dan un vuelco en sus gobiernos para ser parte del socialismo del siglo XXI”, concluye Silva.

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