Una reciente investigación ha confirmado que las preferencias de las hembras en el proceso de selección de pareja fomentan la aparición de voces más graves en humanos y en varias especies de mamíferos terrestres
Hace tiempo que los científicos han llegado a la conclusión de que el oído de la mujer tiene un papel importante a la hora de escoger pareja. Parecen preferir los tonos bajos, típicos de las voces graves, antes que las voces masculinas más agudas. Esto ocurre sobre todo cuando están interesadas en una relación esporádica (según D.R. Feinberg y compañía) o si están en medio de la ovulación, la etapa más fértil (según David Andrew Puts).
Algunos sugieren que a causa de esto, la evolución ha favorecido que los chicos sufran un proceso de descenso de la laringe durante la pubertad que les permite alcanzar tonos más graves que las chicas, y que les hace parecer más masculinos y más grandes de lo que son. Pero de acuerdo con un artículo publicado este martes en «Nature Communications», el hombre no es el único animal en el que la evolución ha exagerado la masculinidad de su voz. Después de analizar la voz de 72 especies de mamíferos terrestres, han llegado a la conclusión de que aquellos en los que ser más grande es considerado como atractivo por las hembras, suelen tener voces exageradamente graves.
«Los descubrimientos de nuestro estudio constituyen la primera demostración de que la selección sexual (el proceso por el que algunos rasgos quedan fijados a lo largo de la evolución a causa de la reproducción) es un motor que influye en la variedad de las voces de los mamíferos», han explicado los autores, Benjamin Charlton y David Reby.
Dado que las hembras de algunas especies consideran que los machos más grandes son más atractivos, a lo largo de la evolución algunos animales comienzan a tener voces más graves más típicas de animales mayores, en un fenómeno conocido como «exageración vocal». Para ello, sus faringes o sus cuerdas vocales cambian y empiezan a alcanzar tonos más bajos.
Con una excepción. Según Charlton y Reby, este efecto no se da entre las especies que basan la selección sexual en la competencia espermática. Estos animales se caracterizan por ser poco selectivos antes de la cópula, (tienen muchos encuentros y no se preocupan por escoger a sus pretendientes), pero a la vez los machos tienen«herramientas» que impiden que otros congéneres puedan tener éxito a la hora de fecundar a la hembra.
Colores vistosos y bailes exóticos
El origen de la preferencia biológica por las voces graves parece estar en la evolución. A lo largo de miles de años de selección de pareja, los genes de hombres y mujeres han ido favoreciendo la aparición de rasgos típicos que forman parte del llamado dimorfismo sexual: los llamados caracteres sexuales secundarios. A causa de ellos, los hombres y las mujeres no son iguales (biológicamente hablando). Por ejemplo, ellos suelen tener más pelo, tienden a ser más grandes y los niveles de testosterona en su cuerpo son superiores.
En otras especies, a causa de la selección sexual (normalmente a causa de las preferencias de las hembras) los machos desarrollan colores vistosos, largas colas de plumas o exóticos bailes de cortejo. Pero, a diferencia del resto de los animales, el entorno social y cultural del ser humano añaden una complejidad y una cantidad de matices al proceso de selección de pareja de los humanos que no tiene parangón.
Fuente: ABC